Qué temporada, qué
final de temporada, qué final de partido, qué partido. Lo tuvo todo,
amagos de infarto incluidos. Todo menos goles, pero qué importa ya. 2009
queda vengado para siempre, torpedeado el ‘mini submarino amarillo’. El
Real Jaén 2012-13 ascendió con una última jugada que difícilmente podía
resultar más simbólica: parado el penalti de Santi Villa en el minuto
92, el Huracán con dos jugadores menos salió en tromba a la contra y
encontró al Real Jaén descompuesto, como jamás antes, y entonces pasó;
superado el meta Toni García llegó Raúl Gaitán como poseído para
despejar en la línea el balón y evitar el gol que habría dejado sin
ascenso a los blancos. Alejando ese esférico que todos intentamos salvar
y no pudimos, en la misma portería, ayudado el lateral por el
‘espíritu’ de Galera, en la misma portería, quien jamás mereció ser
recordado por la desgraciada acción contra el Villarreal B (salvador en
la ida verbigracia), triunfando donde entonces se fracasó. Mérito del
espartano malagueño y guiño del dios del fútbol: estamos en paz,
disfrutad de la Segunda.
Vuelve once años después a la categoría
de plata el Real Jaén, al fútbol profesional, curiosamente sin ganar un
solo partido del play off de ascenso (empates a uno con Alavés, Lleida
los dos partidos, ida en Valencia, 1-0 en Vitoria y empate a cero ayer;
el valor doble del gol de Migue Montes valió a la postre el ascenso).
Le
ha costado horrores a los blancos su sexto ascenso a Segunda A esperado
durante once años y acariciado en los últimos cuatro play off y en
algún momento pensamos incluso que se estaba traicionando y podía
pagarlo.
Tiró el conjunto blanco de muchísimo balón largo y escaso
juego asociativo, atenazado. Algo que apenas ha hecho en toda la
temporada, haciendo lo que no sabe, algo que «sería un error», avisó
Herrero en múltiples previas. Tampoco se le puede culpar en exceso,
estos partidos se ganan más con la cabeza y cazando las mariposas del
estómago que con las piernas. Se juegan con botas de hierro. Además, en
esencia el Real Jaén sí que fue fiel a sí mismo: todo el año le costó
marcar y defendió de lujo, así que no marcó y dejó su puerta a cero;
sufriendo una barbaridad, como ‘manda’ su historia. Más Real Jaén
imposible.
La Victoria al rescate
El calor tampoco ayudó,
el atmosférico, el de la grada sí, y mucho. Más de una vez salió La
Victoria al rescate, catorce mil almas blancas en pie con los brazos
arriba terminados en bufandas o banderas, al grito unido de «Sí se
puede». Sí podéis. Vamos, ahí está la orilla, no os ahoguéis.
Y
lo lograron juntos, por primera vez en este estadio, adiós su maldición
también. Costó un mundo, pero alcanzar uno mejor suele requerir el
titánico esfuerzo y lo mejor de todo es que vale la pena.
El Real
Jaén sufrió el partido y no lo disfrutó, ‘tensionado’ en exceso,
desconcertado cual niño al que le roban la nariz, solo que era el balón
lo que le quitaron en algunos momentos, algo impensable en su feudo,
fruto de una buena presión.
Fue de menos a más hasta entonces,
sacudidos los nervios y la sorpresa inicial: el Huracán sabe jugar al
fútbol y bien, un descubrimiento del que nos privó en la ida su estadio,
generosísimo apelativo. A los puntos aun así ganó el Real Jaén, aunque
por poco: Santi Villa lanzamiento alto, Fran Machado con todo el frente
para él en un uno contra uno frustrado, varios acercamientos más, con un
voluntarioso y activo Israel, pero sin resolución, el penalti. En el
otro área, Carreño dio el mayor susto y la mayor alegría: la que falló
en el primer tiempo, y la final del salvador Gaitán .
A ráfagas
sí apareció el campeón y su estilo. Jugadas de lujo, con paredes y
taconazos incluso, sobre todo mediadas primera y segunda parte. Ese es
el Real Jaén de Herrero. Qué pena que haya porterías.
La segunda
parte no dejó casi nada, pero porque en juego estaba todo. Hasta el
descuento, claro. El Huracán se encomendó a Fabiani, 1,98 metros con
hechuras de insecto, a que cazara alguna, ante lo que Herrero blindó su
entramado defensivo con central (Dani Torres) por Mario (mediapunta): si
se les hace de noche en el área plaguemos de más obstáculos el camino
hasta ella, aseguremos el tropezón. El resultado fueron algunos de los
mejores minutos blancos, cuando creímos posible la utopía del gol.
Soñadores.
Lo tuvo en sus botas Santi Villa, la redención del día
del Alavés, pero los guantes de Paco ganaron la partida aliados con el
poste en el lanzamiento de la pena máxima. Y la acción siguiente, dos
expulsados en esos instantes del Huracán, calló la boca a los que
pensaran que no podía haber mayor sofocón que los penaltis de la ronda
anterior con el Lleida. Hubiera sido demasiado cruel.
Al pitido
final siguió un resoplido y grito generales, seguidos de una invasión de
campo vergonzosa, que destrozó la celebración de los jugadores en el
campo, tan hermosa el día del título de campeón (ayer con camisetas de
‘Somos, fuimos y seremos de Segunda’), y además le puede salir cara al
club. Fue el único lunar a una noche de magia. Blanca, por supuesto.
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Ficha técnica:
0 - Real Jaén: Toni García; Raúl Gaitán,
Nino, Servando, Mario Martos (Dani Torres, min.76), Juanma, Fran
Machado, Óscar Quesada, Israel Jerez (Adri, min.93), Nando y Santi
Villa.
0 - Huracán: Paco; Pomares, Tomás Ruso, San Julián,
Capdevila (Pablo Vidal, min.75), Carreño (Fabián, min.53), Morgado,
Akapo (Alexis, min.45), Javi Rubio, Omar y Amarilla.
Árbitro:
Hernández Maeso (Colegio extremeño). Amonestó al local Óscar Quesada y a
los visitantes Amarilla, Capdevila, Carreño y Pomares, a éste en dos
ocasiones, por lo que fue expulsado en el minuto 89. Además, expulsó con
roja directa a su compañero Alexis en el minuto 90.
Incidencias:
Lleno absoluto en el Estadio de La Victoria, con unos 15.000 aficionados
en las gradas. Al final, el público invadió el campo.