Sábado, 29 de Enero de 2011 11:11 Gestor D_J JAÉN - NOTICIAS LOCALES
Los trabajadores jiennenses son los más duros de Andalucía. Si se mira la estadística oficial, está claro que no hay virus, dolencia, sustancia química o dolor muscular que pueda con ellos. Jaén tiene el registro más bajo de Andalucía de enfermedades laborales con solo 41 partes en un año.
O todos tienen una salud “a prueba de bombas” o algo falla. La Unión General de Trabajadores está convencida de que la segunda opción es la que vale. Los registros oficiales revelan que los asalariados jiennenses presentaron 41 partes por enfermedad laboral durante 2010, frente a los 815 que hubo en Andalucía con Cádiz y Sevilla con 219 y 214 respectivamente. De ellos, solo 24 desencadenaron en una baja —15 hombres y 9 mujeres—.
En términos estadísticos representa una enfermedad laboral por cada 5.900 asalariados, mientras que en Andalucía se da por cada 3.500. Además, llama la atención que no hay ningún agente cancerígeno en el trabajo de los jiennenses que les haga enfermar, a diferencia de la mayoría de las provincias. De hecho, el 44% pertenece a daños musculares o sordera provocada por el ruido; el 29%, a agentes químicos; el 17%, enfermedades de piel, y el 5%, a inhalación de productos nocivos. Si se repasan los sectores, hay 8 casos en la industria; el mismo número, en los servicios; 3 en agricultura, y 5 en la construcción. Si esta situación es la real, sería bastante satisfactoria porque indicaría que los trabajadores tienen una salud de “hierro” y hay pocas cosas capaces de meterlos en la cama.
En cambio, la Unión General de Trabajadores —que proporciona estas cifras— considera que no es así. La secretaria de Salud Laboral, Rocío Muñoz, explica que existe una infravaloración de las enfermedades laborales porque las mutuas las tratan como contingencias comunes —entienden que no es una enfermedad producida por el trabajo, sino porque le surge a la persona—. Por ello, las derivan al sistema general, lo que conlleva un ahorro, según explica UGT, lo que perjudica económicamente a los asalariados. Por ello, demanda que se cumpla el Real Decreto de Enfermedades Profesionales y que se mejore el control para evitar que los asalariados, además de enfermar, pierdan dinero. Enrique Alonso / Jaén
O todos tienen una salud “a prueba de bombas” o algo falla. La Unión General de Trabajadores está convencida de que la segunda opción es la que vale. Los registros oficiales revelan que los asalariados jiennenses presentaron 41 partes por enfermedad laboral durante 2010, frente a los 815 que hubo en Andalucía con Cádiz y Sevilla con 219 y 214 respectivamente. De ellos, solo 24 desencadenaron en una baja —15 hombres y 9 mujeres—.
En términos estadísticos representa una enfermedad laboral por cada 5.900 asalariados, mientras que en Andalucía se da por cada 3.500. Además, llama la atención que no hay ningún agente cancerígeno en el trabajo de los jiennenses que les haga enfermar, a diferencia de la mayoría de las provincias. De hecho, el 44% pertenece a daños musculares o sordera provocada por el ruido; el 29%, a agentes químicos; el 17%, enfermedades de piel, y el 5%, a inhalación de productos nocivos. Si se repasan los sectores, hay 8 casos en la industria; el mismo número, en los servicios; 3 en agricultura, y 5 en la construcción. Si esta situación es la real, sería bastante satisfactoria porque indicaría que los trabajadores tienen una salud de “hierro” y hay pocas cosas capaces de meterlos en la cama.
En cambio, la Unión General de Trabajadores —que proporciona estas cifras— considera que no es así. La secretaria de Salud Laboral, Rocío Muñoz, explica que existe una infravaloración de las enfermedades laborales porque las mutuas las tratan como contingencias comunes —entienden que no es una enfermedad producida por el trabajo, sino porque le surge a la persona—. Por ello, las derivan al sistema general, lo que conlleva un ahorro, según explica UGT, lo que perjudica económicamente a los asalariados. Por ello, demanda que se cumpla el Real Decreto de Enfermedades Profesionales y que se mejore el control para evitar que los asalariados, además de enfermar, pierdan dinero. Enrique Alonso / Jaén
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