El coste energético y los problemas económicos convierten la calefacción en un lujo para muchas familias
11.11.13 - 01:14 - JORGE PASTOR | JAÉN
Aunque todavía el tiempo invita a la chaquetilla, no falta
ya mucho para el chaquetón -los guantes, la bufanda...-. ¿Qué pasa? Que
si normalmente la ropa de abrigo 'recio' se utiliza cuando se sale de
casa, muchos jienenses tendrán que emplearla también dentro.
Desgraciadamente, por aquello de las dificultades y las carencias, la
calefacción ha pasado de 'necesidad' a 'lujo' para muchos hogares. Y no
se trata de literaturas ni de percepciones más o menos subjetivas, hay
datos que lo corroboran. Fijémonos en la experiencia más reciente, en lo
sucedido el pasado invierno. El consumo de carburantes como el gasóleo c
se redujo de forma más que notable. Según el Instituto de Estadística
de Andalucía, entre los meses de noviembre, diciembre y enero se
'quemaron' en Jaén un total de 5.762 toneladas de este tipo de
combustible, lo que supone un ocho por ciento menos en términos
relativos respecto a un año atrás (6.261 toneladas). Una tendencia a la
baja que se ha ido agudizando conforme la economía apuntaba hacia abajo y
la tasa de paro hacia arriba. Para que se hagan una idea, seis años
antes, al final de la 'década dorada', se consumieron 8.748 toneladas en
este periodo de tiempo que estamos analizado. El rápido tránsito de la
'riqueza energética' a la 'pobreza energética'.
Y es que, tras confirmarse que la renta disponible de las
familias jienenses se encuentra ya por debajo de los mil euros
mensuales, el concepto 'gasto' cobra una dimensión mayor. Llenar el
depósito de un edificio, sean viviendas unifamiliares o colectivas,
cuesta ahora mucho más. El coste de un litro de gasoil se sitúa en estos
momentos en el entorno de un euro cuando en 2008 se estaba pagando un
cuarenta por ciento menos. Conviene tener en cuenta que las tarifas
fluctúan al alza o a la baja en función del volumen de los pedidos
-cuanto más se pida, más barato-. Una diferencia más que apreciable, en
cualquier caso, que tiene una notable repercusión en las cuotas de las
comunidades de propietarios, por ejemplo. De hecho, los propios
administradores de fincas ya advirtieron hace un año que en muchos
bloques se estaba reduciendo las horas de encendido, pasando de cinco a
tres, aunque también afirman que había quienes estaban tomando
decisiones más drásticas como no activar la caldera, habilitarla solo
para el agua caliente y que cada cual utilice los medios que considere
oportuno para caldear las habitaciones.
También la luz
Tres cuartas de lo mismo sucede con la principal fuente
energética doméstica, la electricidad. En estos últimos doce meses ha
subido cuatro veces el recibo. En octubre, sin ir mas lejos, algo más
del tres por ciento. Estamos hablando de un esfuerzo que obliga a medir
el termostato para no llevarse un susto mayúsculo a final de mes.
Según Cáritas, uno de cada diez hogares en España no tiene
recursos suficientes para mantener sus viviendas por encima de los 18
grados centígrados en la época más fría. Si trasladamos este diez por
ciento a Jaén, estaríamos hablando de 23.600 domicilios. Esto tiene
graves consecuencias para la salud, según el último informe del
Observatorio Español de Sostenibilidad (OSE), un organismo financiado
por el Gobierno y que está formado por científicos de universidades
españolas. Se ha demostrado que vivir en un inmueble que habitualmente
está por debajo de los dieciocho grados aumenta la prevalencia de
enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Los colectivos más
vulnerables son aquellos con menos defensas, fundamentalmente niños,
ancianos y pacientes pluripatológicos. Según los expertos, la solución
pasa por una mejora de la eficiencia energética del parque inmobiliario
de España, especialmente de las fincas más antiguas.
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