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viernes, 11 de marzo de 2011

"Los edificios altos tambaleándose, la gente llorando"

Varios españoles residentes en Japón ofrecen sus testimonios de angustia y sorpresa a EL PAÍS través de las redes sociales

EL PAÍS - Madrid - 11/03/2011

Información de Miguel Ángel Medina, Paula Escalada y Fernando Navarro.
La naturaleza ha golpeado a Japón con toda su fuerza. El país asiático ha quedado paralizado por el fuerte seísmo registrado hoy. Decenas de heridos y al menos 60 muertos se han registrado por el terremoto de 8,9 grados en la escala de Ritchter.

    Japón

    A FONDO

    Capital:
    Tokio.
    Gobierno:
    Monarquía Constitucional.
    Población:
    127,288,419 (est. 2008)

El diario EL PAÍS ha recabado testimonios de varios residentes españoles en Japón que cuentan los momentos de pánico vividos durante algunas horas. Es el caso de Bea Prieto, que lleva 10 años viviendo en Japón. "Nunca había vivido uno tan grande", asegura esta española que vive en Yokohama, relativamente cerca de la zona industrial de Tokio. "Hace unas horas se veía humo negro desde mi balcón. El primer terremoto me ha pillado en la calle, volviendo a casa del trabajo, y al principio pensé que me estaba mareando, porque no podía andar recto. Pero cuando oí llorar a unos niños que venían detrás de mí y gritar "terremoto", me di cuenta de que lo que se estaba moviendo era el suelo"
Fernán Izquierdo, también desde la capital japonesa, coincide en señalar que este no es un terremoto más en Japón: "La sensación ha sido impresionante, los edificios altos tambaleándose, la gente japonesa de mi trabajo llorando y pálidos, ninguno había vivido un terremoto tan fuerte antes". Y prosigue: "El metro y los trenes están parados. Las carreteras con bastantes coches y colas en las paradas de autobús. Las calles llenas de gente que tiene que volver a sus casas andando. Una japonesa de mi trabajo tiene que andar tres horas hasta casa. Han aterrizado todos los vuelos y en la tele no sale otra cosa que el terremoto. Los teléfonos no van pero Internet sí".
David Solanes Venzalá también se refiere a la situación de colapso que se vive tras el fortísimo seísmo. "Los teléfonos no van. Los trenes no van", afirma. Este español residente en Japón habla en su twitter de "un festival de réplicas". A Fernando DeMontre, que vive en Osaka, lejos del epicentro, le ha pillado en casa. Según ha explicado a este diario a través de Facebook: "Me ha pillado en pijama y cuando veía que los temblores seguían y seguían, que el edificio se combaba demasiado me he puesto los pantalones, he cogido la cartera, dinero y el móvil y me he bajado las seis plantas por las escaleras. Cuando he llegado a la calle todo parecía en calma, hasta que ha salido un comerciante de una tienda de enfrente y me dice que en el norte se ha liado parda. Llevo toda la tarde delante del televisor alucinando".
Ana San Gabriel ha escrito desde Kyobashi. Se encontraba en su empresa cuando se ha producido el terremoto. "Estamos colgados sin poder volver a casa. El metro y el tren no funcionan. Hay repeticiones continuas y los teléfonos o no funcionan o se activan con alarmas. En la calle hay mucha gente andando y hay atascos de coches. El terremoto ha sido largísimo y parte de nuestros techos se han caído. Los ascensores no funcionan así que las oficinas de los pisos más altos tienen acceso difícil. Las ventanas de algunos edificios cercanos han reventado. Pero ya hemos visto la policía fortificando pasos elevados de peatones".
Ruy Porto, arquitecto de 28 años, estaba en su estudio en Tokio trabajando cuando todo ha empezado a temblar y han tenido que sujetar las estanterías para que no se les cayeran encima. "Hace dos días hubo un terremoto y pensamos que sería algo parecido, pero luego ha seguido y todo el mundo decía que era el más fuerte que había sentido nunca".
Lo que más le ha sorprendido es que los japoneses no se lo han tomado muy en serio e incluso han seguido trabajando, a pesar de las constantes réplicas. Después de trabajar, ha tenido que regresar a casa caminando porque su bicicleta se la ha prestado a un compañero. "Tengo suerte porque vivo cerca del trabajo pero mi compañero andando tardaría siete horas en llegar a su casa". La paralización del metro es lo que más caos ha producido en la capital nipona. "Había muchísima gente caminando por las calles y atascos por todos los lados".
Rui se alegra de haber vivido algo así en una ciudad como Tokio. "Es el mejor sitio del mundo para que te pase algo así, porque el nivel de seguridad es muy alto. Un terremoto de esta magnitud en cualquier otro sitio habría causado mucha más destrucción".
Sin embargo, algunos testigos cuentan a EL PAÍS que la gente intenta regresar a la vida normal poco a poco, al menos en Tokio, donde tras el terremoto hay una relativa calma en las calles. "Ahora mismo la situación en Tokio es de casi total normalidad, salvo que la gente está caminando por la calle en vez de ir en metro a casa", explica Unai Mujika Torrontegi. Solanes también asegura que ahora "se respira tranquilidad".

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