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sábado, 24 de septiembre de 2011

Satélite a la deriva cerca de Jaén


Un satélite de la NASA copa la atención de medio mundo durante las últimas horas, y no por sus logros, sino porque marcha a la deriva sobre el planeta. De las trayectorias previstas antes de estrellarse contra el suelo, una de ellas pasa cerca —aunque a gran altura— de la provincia jiennense.
Se llama UARS y es, sin duda, uno de los grandes protagonistas de los titulares y noticias de medios de comunicación de medio mundo en los últimos días.
Sus siglas, en inglés, hacen referencia a Upper Atmosphere Research Satellite, es decir, satélite de investigación de las partes más altas de la atmósfera terrestre. Fue lanzado por la NASAen 1991 para estudiar, entre otras cosas, la capa de ozono, y dejó de ser de utilidad científica en 2005. Desde entonces, era basura espacial, olvidada por todos hasta que, hace unos días, se conoció que su trayectoria lo dirigía directamente hacia la atmósfera que, hace años, estudiaba.
La NASA no tardó en estudiar sus posibles trayectorias alrededor del globo terráqueo antes de, finalmente, estrellarse contra el suelo y, entre ellas, una colocaba al UARS a pocos kilómetros de la provincia jiennense, al menos, en cuanto a posición, ya que las previsiones eran que pasara sobre Almería y Murcia a más de un centenar de kilómetros de altura. Y, aunque las probabilidades de que caiga en nuestro país, al cierre de esta edición, eran prácticamente nulas, el interés no decayó ya que, además, existía la posibilidad de ver el satélite cruzar el cielo.
Con todo, los márgenes de error, según confesaron los propios expertos de la NASA, eran muy amplios debido a los múltiples factores que se debían tener en cuenta. De hecho, ayer, a primera hora de la tarde, se estimó que su “reentrada” en la atmósfera se iba a producir sobre las ocho o las nueve de la tarde pero, luego, el acontecimiento se retrasó. Al parecer, la culpa fue del Sol, que ralentizó la velocidad de descenso del satélite.
El director de la Unidad de Ingeniería Espacial del grupo empresarial GMV, Miguel Ángel Molina, señaló a Europa Press: “Hay más probabilidades de que a una persona le caiga un rayo, con toda la improbabilidad que esto conlleva, que una pieza del satélite”. Así, Molina precisó que la posibilidad de que una de las piezas del aparato espacial acabe con la vida de una persona es de “una entre un billón”, si bien estas cambian si el satélite cayera sobre una zona habitada. Entonces serían de “una entre tres mil o cuatro mil”, algo menos raro pero igualmente improbable.
El experto también aseguró que era “muy improbable” que España fuera el destino de alguno de los desechos del satélite. Aun así, confesó que existía “una gran incertidumbre” sobre el destino de las piezas debido a que la actividad solar podía modificar las rutas previstas. “El Sol emite ondas y generan cierta presión sobre los satélites y los mueven y, además, calienta la atmósfera y cambia las condiciones de rozamiento”, explicó.
Acerca del aspecto del satélite, Molina lo describió así: “Tiene el tamaño de un autobús, pesa seis toneladas y tiene en su interior muchas piezas de gran tamaño, por lo que no podrán desintegrarse al roce con la atmósfera y acabarán cayendo sobre la Tierra”, pronosticó el experto.
La vida útil de un satélite ronda los quince años aunque, según las condiciones a las que se vean expuestos y la mayor o menor proximidad respecto a  la atmósfera, puede durar entre tres y diez años. Después, pierden altura y se produce su “reentrada”.  En el caso de los satélites modernos, se guarda combustible para poder dirigirlos hacia lugares deshabitados.
Antonio Heras / Jaén




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