02.11.12 - 22:57 -CÉSAR CALVAR | MADRID
El Gobierno negocia con la Conferencia Episcopal, los
sindicatos y organizaciones patronales y con las comunidades autónomas
para llevar a la práctica su iniciativa de eliminar los ‘puentes’. Así
lo aseguró la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría,
quien confió en «alcanzar un acuerdo» a finales de año que permita
cambiar el calendario laboral y trasladar a viernes y lunes los festivos
que coincidan en mitad de la semana.
La iniciativa forma parte de la reforma «integral» del
mercado de trabajo que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy,
anunció el pasado 19 de diciembre en el debate de su investidura.
La reforma, cuyo verdadero origen está en una vieja
recomendación de la patronal CEOE para mejorar la productividad de la
economía española, persigue limitar el número de días libres que se
toman determinados trabajadores y acabar con los largos ‘puentes’ que
semiparalizan el país. Al tiempo, buscaría mejorar ante el resto de
Europa la imagen de una población que se va de vacaciones a la menor
oportunidad, incluso en época de crisis.
El jefe del Ejecutivo ya aseguró entonces que su
intención era salvar los festivos «de mayor arraigo social», pero falta
por aclarar qué entiende el Gobierno por esa fórmula. Ahí puede estar el
principal motivo del retraso en su aprobación, pues muchas fiestas que
dan origen a los puentes son religiosas. Y otras, de origen laico, son
de traslación igualmente difícil, como es el caso del Primero de Mayo o
el Día de la Constitución.
De momento, la Conferencia Episcopal prefiere no
pronunciarse hasta conocer una propuesta concreta del Ejecutivo y
fuentes de CCOO aseguran no tener constancia de que los agentes sociales
hayan sido siquiera consultados. Sindicatos y empresarios, explicó un
portavoz de esta central, ya pactaron en enero de 2012 trasladar a
partir del año que viene a lunes las fiestas de la Asunción (15 de
agosto), Todos los Santos (1 de noviembre) y la Constitución (6 de
diciembre). Y a ese acuerdo se remiten.
Sáenz de Santamaría restó urgencia al proceso. En 2013,
explicó, el calendario «viene bastante ordenado por sí mismo» y, salvo
algunas fiestas autonómicas, son «pocas» las que caen entre semana. «Eso
nos permite trabajar en profundidad», resalto.
Interés empresarial
Las empresas ven con buenos ojos esta iniciativa. Según
un estudio de la escuela de negocios ESCP Europe, más de la mitad de las
grandes compañías apoyan la iniciativa. Aclaran que no son partidarias
de reducir el número de festivos, sino de «diseñar una mejor
organización que no provoque parones de actividad o bajones de
rendimiento».
La medida también tiene buena acogida en el sector
turístico, a priori el principal interesado en el negocio que generan
los ‘puentes’. Sus empresarios creen que unir festivos al fin de semana
amplía el número potencial de viajeros, pues todos los ciudadanos
conocerán con antelación el número de fines de semana largos con que
contarán en el año y podrán planificar mejor sus vacaciones.
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