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viernes, 6 de mayo de 2011

Uno de cada tres litros de aceite es de máxima calidad


Un grupo de catadores supervisa la calidad de los aceites. Foto: Agustín Muñoz.
Enrique Alonso/Jaén
La apuesta por la calidad en el olivar jiennense crece. Y eso que el precio del zumo de la aceituna es rácano con los agricultores que cultivan y cosechan con la idea de producir el mejor 'oro líquido'. La baja cotización del virgen extra hace que aún haya olivareros fuera del “carro” de la excelencia.
Cuando quedan 5 días para que comience Expoliva, las primeras estimaciones —a falta de los datos definitivos de campaña y de los análisis— señalan que el olivar jiennense será la “alcuza” del mundo que, además, destacará por contener un producto de elevada calidad. Se estima que casi uno de cada tres litros de zumo de aceituna que dan las cooperativas y almazaras de la provincia serán vírgenes o, dicho de otro modo, “puro zumo” extraído de las aceitunas —caldos que no necesitan correcciones—.
El dato corresponde con los propios datos de comercialización, que reflejan que el 30% del aceite de oliva que se pone en el mercado es virgen o extra. Asimismo, en las pasadas campañas, Jaén aportó alrededor del 25% de caldos que se caracterizan por su excelencia. Si se trasladan a valores absolutos, se podría indicar que las cooperativas y almazaras de la provincia disponen de entre 100 y 125 millones de kilos de aceite de oliva de notable calidad o, dicho de otro modo, que no requieren correcciones químicas.
Los precios. En cambio, el mercado —al menos en las operaciones en origen o, explicado de otra forma, las que se hacen a granel para que el producto salgan en cisternas— no es amable con los productores que apuestan por la calidad. De hecho, si se toman los datos del Poolred —sistema de precios medios— de la Fundación del Olivar se ve que, en la sesión de ayer, el precio medio del aceite de oliva se situaba en 1,82 euros por kilo. En cambio, los productores que tenían virgen extra recibían 1,99 euros, que es un precio bajísimo. Mientras, el lampante se pagaba a 1,66. Curiosamente, estos parámetros sorprenden porque existe una notable diferencia en el mercado en función de la calidad. Actualmente, hay una variación de 0,33 céntimos entre un extra y un lampante, pero, en ocasiones, no ha sido más de 3 o 4 céntimos.
Los agricultores saben que hay que apostar por la calidad, pero siempre dicen que el virgen extra vale más dinero producirlo y que no encuentran compensación. Por ello, la cosecha de calidad depende más del “amor propio” de los olivareros, que defienden al máximo sus aceitunas y quieren que estén en las mejores condiciones, que de la compensación que obtienen el mercado. Por ello, los olivareros jiennenses recogen antes las aceitunas —se comienza en noviembre—, pese a que cuesta más tirarlas del árbol. Además, se han de afanar en separar las de “vuelo” de las de “suelo” y llevarlas así a las almazaras.
Jaén tiene empresas que generan “súper aceites” que cosechan importantes premios, como Melgarejo, Galgón 99, Potosí 10 o Castillo de Canena, entre otras. Sin embargo, sus miras se centran mucho en el envasado. No obstante, detrás, hay una legión de olivareros que, cada día, hacen las cosas mucho mejor, pese a que el mercado aún no les compense porque el problema lo tienen en la manera de vender y no en el producto.

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