Viajes
cinco estrellas con séquito familiar, tarjetas de gasto ilimitado y una
impunidad total al amparo de una práctica generalizada. Solo en
este caldo de cultivo se pueden entender las actuaciones de los
dirigentes de Caja Castilla La Mancha, Caja del Mediterráneo o
Novacaixagalicia. Cajas a las que hay que inyectar dinero de todos para
no quebrar el andamio financiero en el que hacemos equilibrio. La
inmoralidad de fijarse finiquitos millonarios cuando, en la mayoría de
los casos, su pésima gestión hizo que la caja de ahorros en cuestión no
levantara cabeza, es una aberración tan legal que por más que el Banco
de España intente paralizarlos la justicia puede darles a estos elegidos
del naufragio la victoria también legal. Para
“más inri” estas cabezas preclaras son las mismas que nos dicen que los
costes salariales en España son altos y los despidos también.
Nadando entre las aguas de lo que fue y la ortodoxia bancaria a la que
se debe, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), el actual gobernador del
Banco de España, nos ha recetado en los últimos años sesiones dobles de
castigo espiritual y ahora le estallan en plena faz las inmundicias de
sus cajas rescatadas. Algo falla, sin duda, en el sistema, si permite
ese alegre manejo de las cuentas y esa dilapidación constante del
ahorro. Pero si él como gobernador tendría mucho que decir, qué no habrá
que pedirles al PSOE y al PP que edifican a su antojo la cadena de
favores hasta llegar a la cúspide de la dedocracia. Si fuera MAFO, y me
dejaran, prestaría un último servicio a esta devaluada patria, dejaría
el gallinero limpio y sacaría a la luz lo que queda por ver.
El contacto con el dinero envilece al más aseado, nubla la vista y
enajena hasta perder la compostura. En el derrumbe controlado y asistido
por dinero público de las cajas de ahorro — mientras caen con estrépito
estos pilares económicos y políticos, con pies de barro— se escapan
ratas lustrosas con los carrillos llenos.
Aprovechan los restos del naufragio para llenar la despensa con
indemnizaciones y pensiones vitalicias que escandalizaban antes e
indignan hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario