13.10.12 - 08:00 -DAVID VALERA | MADRID
¿Qué día es hoy? Una pregunta a priori tan trivial y de
una respuesta sencilla esconde multitud de cálculos matemáticos y
astronómicos. Y es que elaborar un calendario temporal lo más exacto
posible ha sido una de las obsesiones del ser humano. A lo largo de la
historia muchas civilizaciones se guiaron por calendarios lunares
basados en las fases del satélite terrestre. Pero fue la necesidad de
controlar las crecidas del Nilo en el antiguo Egipto lo que impulsó a
crear uno de los primeros anuarios solares.
En la actualidad el calendario gregoriano es el que rige
las vidas de la humanidad desde hace 430 años. Su nombre se debe al Papa
Gregorio XIII quien impulsó el nuevo cálculo temporal. Pero ¿qué
interés tenía la Iglesia? Muy sencillo. Hacer coincidir el calendario
con las fechas litúrgicas. Occidente se guió desde el año 46 a. C. por
el calendario juliano, en honor a Julio César, bajo cuyo auspicio se
creó. Este anuario fue una auténtica revolución ya que estableció el año
de 365 días e instauró que uno de cada cuatro años sería bisiesto.
Precisamente, ese año 46 a. C. debió ser alargado para corregir el
desfase acumulado y duró nada menos que 445 días.
Sin embargo, los matemáticos romanos cometieron un error
de cálculo. Establecieron que un año correspondía a 365,25 días y en
realidad tiene 365,24. Esta pequeña distorsión provocó que a la altura
del papado de Gregorio XIII, en 1582, hubiese un desfase de 10 días. Y
esto afectaba a las liturgias. La Iglesia había establecido en el
concilio de Nicea del año 325 la fecha exacta en que se celebraría la
Pascua, y a raíz de ella, el resto de conmemoraciones cristianas.
Fijaron el domingo siguiente al plenilunio (luna llena) posterior al
equinoccio de primavera en el hemisferio norte. Pero tras 1.257 años de
calendario juliano las fechas no cuadraban.
Reajuste
Por tanto, fue necesario reajustar los relojes. Gregorio
XIII emitió la bula 'Inter gravissimas' para instaurar el nuevo
calendario, que en realidad significaba adelantar los 10 días de
desfase. De esta forma, después del jueves 4 de octubre de 1582 vino el
viernes 15 de octubre para los países que aceptaron el revisado anuario
como España, Italia o Francia. Poco a poco, el nuevo calendario fue
adoptado a lo largo del mundo. Uno de los últimos fue Rusia, que mantuvo
el juliano hasta el triunfo de la revolución bolchevique.
Retrato del Papa Gregorio XIII.
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